SAN JOSÉ Y EL VOLCÁN POAS


Iglesia en San José.


18 de febrero de 2008, VOLCÁN POAS

Me pongo a escribir este diario mientras esperamos la salida del bus de vuelta a San José. Está cayendo una gran tormenta tropical, lo cual es normal en esta montaña cubierta por un exuberante bosque lluvioso de montaña. Hemos tenido suerte por que pudimos ver por 30 segundos el cráter del volcán y por unos minutos la laguna Botos que es un cráter secundario.
20 de Febrero
Es el tercer día en Costa Rica y no he tenido tiempo para escribir. Ahora estamos desayunando con ganas antes de internarnos en el Parque Nacional. Son las 7:30 de la mañana y ya hace calor, unos 27 grados y mucha humedad, aunque el cielo esta casi despejado: Vemos el sol por primera vez en Costa Rica.
Empezaré el relato desde que llegamos hace 3 días.
Al llegar a Barajas, primer disgusto por parte de IBERIA, no pudimos facturar de inmediato porque existía overbooking, pero afortunadamente estábamos entre los primeros en la lista de espera y nos colocaron en sitios separados en el avión, yo viaje junto a una francesa que vivía en Costa Rica y Rafa con un italiano que pasaba meses en el país por negocios relacionados con el café.
El vuelo estuvo bien, aterrizamos en el aeropuerto Juan Santa María, de Alajuela, a unos 26 kilómetros de la capital San José. Los tramites de llegada nos llevaron una hora haciendo cola y cuando salimos hacia el taxi era ya noche cerrada, las 6 de la tarde; el taxi nos dejó después de 20 minutos en el hotel Barceló San José Palacio, que teníamos reservado por Internet a 75 euros la noche. Está bastante bien, frondosos jardines tropicales, piscina y casino, restaurantes y tiendas. Lo que más nos llamo la atención fue la iluminación mortecina que luego íbamos a encontrar en el resto del país y es que la tensión eléctrica es de 110 voltios. Lo mejor del hotel fueron las grandes y comodísimas camas king size con varios tipos de almohadas.
A pesar de haber comido mucho en el avión quisimos descubrir la cocina del país en un restaurante del hotel. Cenamos ensalada de palmitos y medallones de carne en salsa de tamarindo, bastante bien presentados auque la calidad de la carne no es como en España. Estuvo bien de precio unos nueve euros por persona. A las diez estábamos durmiendo porque para nosotros eran las 4:30 de la madrugada.

Al día siguiente tomamos un taxi a las 7 de la mañana que nos dejo en el centro de la capital, en la parada de autobuses TUASA; como el bus hacia el volcán Poas salía a las 08:30 dimos un paseo por el centro y desayunamos café y bollos en una tienda Mawanni, que es una cadena de bollería.
San José no tiene mucho encanto, los edificios son modernos tipo años 60, el área peatonal y la plaza del teatro Nacional son lo más agradable para pasear, no hay muchos bares o cafés.
En el bus de línea solo íbamos turistas y el chofer hacia las veces de guía; el viaje llevó dos horas cuesta arriba por la montaña del volcán parando en Alajuela y en una “soda” para tomar algo e ir al baño. Conocemos a Mauricio y su familia, mujer e hijo; es un geólogo de Madrid que vive en Albany, estado de Nueva York, de vacaciones en Costa Rica. Es muy dicharachero, luego coincidiremos con ellos en el viaje a Manuel Antonio.


Rafa cubriéndose de la lluvia en el Volcán Poas

La montaña es muy bella, hay bosques y cultivos de café y fresas, prados con vacas y casitas multicolores de madera con jardines muy floridos, la pena es que la mayoría de las casas están enrejadas completamente como jaulas de prisión, cuanto más lejos de la ciudad se van viendo menos rejas pero es algo que llama poderosamente la atención. Los ticos echan la culpa de los robos a los inmigrantes nicaragüenses y colombianos.
Laguna Botos


En la parada compramos unas fresas riquísimas para luego comérnoslas en el volcán con unos bocadillos que llevamos preparados.El Parque del volcán Poas está preparadísimo para el turismo, hay un centro de visitantes y los senderos se encuentran en su mayoría pavimentados, el principal es como una autovía del senderismo: dos carriles de ida y vuelta separados por un seto central ajardinado. Se puede tardar una hora en recorrer los senderos pues de estos no puedes salirte ya que el bosque es impenetrable. El resto del tiempo se pasa viendo el cráter principal y la laguna. El bosque se nos presenta en todo su esplendor, mojado por la niebla y con jirones intermitentes de luz solar. Vemos volar colibríes y otros pájaros exóticos, y muchas plantas epifitas. El cráter activo del volcán Poas

A la una empieza a llover fuertemente y optamos por pasar a la cafetería y tomar un pastel de manzana y un café con leche calentito. En vez de en el trópico parece que estemos en los Alpes, calculo unos 15 grados de temperatura, claro que estamos a 2700 metros de altitud.
Un persistente olor a azufre invade toda la montaña proveniente del cráter activo del volcán. A la hora de irnos caían rayos que hacían temblar el autobús. Dos horas de viaje de nuevo hacía San José.
Una vez en la capital cambiamos dólares por colones en el Banco Nacional, tomamos café y pasamos una hora en Internet. Cogimos un taxi en la plaza del teatro y tuvimos la gran mala suerte de pillar el mayor atasco o, como dicen ellos, “presa”, en el que estuvimos atrapados dos horas para recorrer los seis kilómetros hasta el hotel. La gente se bajaba de los buses en la autovía y caminaba por la calzada bajo la lluvia, nosotros no nos atrevimos y tuvimos que soportar las diatribas de un típico taxista testigo de Jehová contra delincuentes y gentes de mal vivir, sobre todo nicas y colombianos; echaba de menos la pena de muerte y el ejército.

Ya en el hotel cenamos en el mejor restaurante pero la comida no estaba a la altura de la categoría del hotel. Como siempre a las 10 ya estábamos en la cama.

1 comentario:

cerrato dijo...

Hola, termino de hacer una visita rápida a tu relato, como siempre muy detallista, ya lo veré con mas calma, pues quizá mañana me marche con dos amigas a Málaga, ya veré, lo decido a medio día, pues aun no estoy totalmente decidido. chau.